Sola no estás. Reseña de "Ficciones para una autobiografía" de Ángeles Mora.
Celia Fuentes dejó de colgar un último instante en Instagram, para colgar para siempre del hueco de la escalera. Las marcas le pagaban 500€ por fotografía, pero hay una tortura detrás de cada pose. Y, la peor, quizás era la soledad. Insisten los medios en la cuestión vida vacía/vida plena para explicarlo: el mal de organizar tu vida como fachada. Pero ficcionar tu vida, elaborar un relato, darle sentido aún en la mentira o el delirio, es un acto de un poder que sólo se concede a quienes también se puede estigmatizar. Porque la cuestión de Celia no era que su vida fuera mentira, sino que era una mentira que no le pertenecía.
No encontrarás fácilmente un intento como el de la cuenta de Instagram de Celia por ser transparente, dejando marca.
Decir "Yo", y comenzar a continuación una historia, un cuento, es un acto de voluntad de valor, de desear valor, en el que organizas tus fuerzas y flaquezas en torno a un sentido. Por un lado, es el elemento a través del que te conviertes en mercancía, y te expones a los avatares de la mano invisible con guante de seda; y por otro y a la vez, tienes que enfrentarte a la pregunta ¿qué de eso que cuentan de mi, acepto en mi historia?
La soledad no es el vacío, no existe la nada a tu alrededor. Hay millones de discursos que te enmarcan como mujer, mercancía, ... ¿La soledad es dejarlos pasar, como si no pudieran tocarte, o como si no fueras nadie en ellos?
Ángeles Mora centra "Ficciones para una autobiografía" en un poema central, titulado Sola no estás. En mi lectura, funciona como epicentro de ese terremoto que se recompone en el ruido de los discursos, para decir "Yo", y que no sólo no se deja atravesar insignificantemente transparente, sino que se impulsa y navega en el río de un discurso político feminista, tranquilo y metódicamente fértil.
Fértil, porque hasta lo más pequeño se aprovecha, se cuida rodeando símbolo y cadencia, con afectos mayores que los efectos. Como siempre ha caracterizado su obra, sí, pero especialmente ahora, tomando una coherencia global.
Hace más de quince años, cuando mis pasos se guiaban más por querer dejar huella que por construir camino, quedé atrapado por unos versos de "La guerra de los treinta años", que, pasados por el tamiz de "Ficciones para una autobiografía" toman un peso gravitatorio:
Dicen que no se está de vuelta
jamás en esta lucha,
pero mis pasos torpes por la acera
sólo buscan adónde derrumbarse
Desde aquél derrumbarse, no puedo evitar leer la voluntad de calzar palabras para sí misma y por sí misma, como un levantar la mirada. Un recomponer restos y escombros, y empezar a construir con ellos, en un acto que significa y dignifica.
Ahora, tras contemplar su esfuerzo cotidiano, me pregunto si puedo imitar algo así, o aún no he reconocido la derrota con la suficiente honestidad. Si soy lo suficientemente opaco, o si aún floto entre transparencias, o en el hueco de alguna otra escalera.
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Enlace a Cámara subjetiva, columna de Ángeles Mora en Granada Hoy:
http://www.granadahoy.com/angeles_mora/
Entrevista a Ángeles Mora:
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