"El lado oscuro del capital erótico", de José Luis Moreno Pestaña
Una chica de 19 años, camarera en una pizzería y estudiante
de un ciclo formativo, interrumpe mi lectura de “La cara oscura del capital
erótico” para pedirme que le avise cuando sean las 14h. Es su “hora punta” en
Instagram, y quiere subir entonces las fotos que se hizo el sábado con su nuevo
vestido. Mentalmente, paladeo un juicio y un veredicto: qué superficial es esta
juventud. Sin embargo, mi crítica ético-estética tiene un papel en la
circulación del capital, tanto como su exposición 2.0. Ahora puedo verlo.
¿Qué podemos esperar de un libro de sociología?
¿Conocimiento? Eso buscaba, desenmarañar fenómenos. Pero la cuestión se me ha
ido de las manos. Tras un viaje que empieza en la Grecia Clásica, pasa por el
mostrador de una tienda de ropa, la barra de un bar, el anteproyecto de ley de Bibiana
Aído, o la orla del despacho de Pierre Dukan, ya no puedo mirar a las mujeres
de la misma manera. No puedo mirar igual a una presentadora o una joven que se
me cruza por la calle, ni a mi compañera, ni a mi madre.
Nunca fui insensible a la crítica que el feminismo realiza
al heteropatriarcado y a los cánones estéticos que resuelve, pero siempre lo he
hecho incorporando esta crítica a un cierto principio ético, desligado de su
funcionamiento concreto y de los mecanismos de exclusión que conlleva. Es
decir, nunca consideré seriamente el precio a pagar por no disciplinar el
cuerpo según un determinado canon, no haberlo aprendido en la infancia, o
presentar demasiada correspondencia corporal allí donde el capital que se
valora ha de ser otro: mujeres descartadas como dependientas en una tienda de
ropa por no cumplir tal patrón, a la vez que se minusvalora a otras en la
universidad por cumplir excesivamente dicho patrón. Nunca pensé tales patrones
estéticos como disciplinas que una determinada forma de capital exige, sino
como aspectos culturales que, por supuesto, oprimen, discriminan e incluso
provocan graves enfermedades; pero nunca había encontrado la necesidad no sólo
íntima sino literalmente vital que existe a la hora de corresponder con ellos,
de cómo son una forma de ganarse la vida, esa vida que no nos pertenece. Desde ahí, he sido cómplice de dicho funcionamiento, por ejemplo prejuzgando como superficiales a mujeres que conseguían una correspondencia con los cánones estéticos. Y sigo viendo ese prejuicio, velado o explícito, en muchas compañeras, sin comprender cuales son los mecanismos concretos con los que una vida requiere adquirir valor, tomando partido por el capital en su mecanismo de seleccionar y valorar las vidas-mercancía. Mi
ética-estética me llevaba a juzgar una libertad en las personas, especialmente
en las mujeres, que no existe, o se conquista pagando un precio que yo
invisibilizaba. Si el cuerpo es capital es porque exige que inviertas en ti
para seguir viviendo, para ganarte la vida. Que en las tallas de Zara o el
último anuncio de Mango nos va, literalmente, la vida.
“La cara oscura del capital erótico” nos reserva un buen
puñado de sorpresas, no sólo intelectuales. No sólo preguntas y respuestas,
también un espejo, cómo no, sobre nuestra propia mirada. La mirada de la
sociología, claro, pero también la de la izquierda y la del feminismo. ¿Podemos
seguir increpando determinadas pautas o comportamientos sin atender a las
formas de supervivencia que conllevan? ¿No somos parte de ese mismo mecanismo
disciplinador incrementando la presión sobre el cuerpo? Estamos no sólo ante un
libro de sociología, sino ante un diagnóstico de formas de poder contemporáneas
que nos someten, tan radical que da pie a formas de actuar y posibilidades de
emancipación, sin necesidad enunciarlas o desarrollarlas directamente.
Muchas veces se dice que un libro es necesario. En este
caso, dicha necesidad viene no sólo de una subjetividad individual, sino de un
sufrimiento tenazmente actual.
"La cara oscura del capital erótico. Capitalización de los cuerpos y trastornos alimentarios." José Luis Moreno Pestaña. Ed. Akal, 2016.
Algunas reseñas más del libro:
Entrevista con el autor a raíz del libro:
Blog del autor:
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